martes, 15 de junio de 2010

Síntesis del libro


Entre las restantes obras de Nietzsche y este denso volumen en cuatro partes hay una gran diferencia de tono. El espíritu del estilo es poético y religioso, y en este último aspecto tiene un marcado talante evangélico de los sinópticos. Así mismo muestra un elevado lirismo y una gran fantasía. No debemos olvidar que Nietzsche escribía frecuentemente poemas; y es de hecho considerado uno de los mayores escritores en lengua alemana.


Con la misma intensidad que la atmósfera bíblica se advierte aires orientales. El legendario profeta Zaratustra -Zoroastro de los persas- no es elegido por casualidad. Sustentador de la moral del "bien" y del "mal" ha de venir ahora a destruirla, a hacerla entrar en el ocaso y la caducidad definitiva.


El profeta legendario peregrina entre las páginas en medio de extrañas prédicas, acompañado de dos animales simbólicos: el águila y la serpiente. Extraños también son los personajes que se presentan desde el principio y deambulan con sus mensajes.


Nada más lejos de la sarcástica claridad de los restantes textos nietzscheanos. Pero es en esta forma evangélica y antievangélica, a un tiempo, como se presentan los asuntos fundamentales de su filosofía.


Zaratustra fue históricamente el ordenador primario de los valores del bien y del mal. Ahora ha de ser el transmutador de esos valores, en una nueva escala inédita en la historia de occidente. No será el hombre el ejecutante. El hombre es algo que debe ser superado, porque es un ocaso y un puente que debe conducir al "superhombre"(Übermensch).


El superhombre encarnará un nuevo tipo de hombre, del cual en la historia ha habido, en determinadas épocas brillantes y excepcionales, sólo atisbos que lo bosquejaban. El superhombre ha de ser un hombre desgajado de toda forma de trasmundo, de todo paradisíaco más allá, de todo mundo celestial. Será fiel a la "tierra", lo que quiere decir, a su destino y a la realidad. La mediocridad de la moral occidental, vigente desde el triunfo del cristianismo, entrará en su definitivo ocaso.


Dios deviene en una figura en extinción. Ya no sustentará falsos valores, escalas erroneas de valores. No uno sino todos los dioses se extinguirán y esa ausencia permitirá al hombre que obtenga su plenitud.


Sólo vivirá la vida, y la vida es siempre, cuando no es acallada por la mentira y por la falsa moral, "voluntad de poder". Voluntad de más vida, que ama los hechos tal como son y busca la superación.




No hay comentarios:

Publicar un comentario